domingo, 22 de julio de 2007

Pariendo hijos literarios...

Carlos Alberto Roldán

Marcelo Luna

Vivimos en un país donde, aparentemente, se vive desconectado del mundo interior. De las emociones necesarias para que el espíritu pueda renovarse día a día. Bueno, tenemos la prueba de que esto no es necesariamente así.
Dos nuevos hijos literarios han conocido la luz, han remontado vuelo y han aterrizado en las manos de los lectores... un momento de alegría en el mundo de las letras...

Carlos Alberto Roldán, moderador de Utopoesía, incansable perseguidor de sueños nos regaló su "Poesiada", donde con los trazos de su pluma nos permite fisgar con su tácito permiso los interiores de su sensibilidad.

Marcelo Luna, lúcido y sensible piloto de tormentas literarias, ha arribado a puerto en esta ocasión con un nuevo opus de su obra: "Musica de Cámara".

No voy a cometer la torpeza de valorar ambas obras, pues es un sayo que no me cabe. Pero si puedo decir lo que la lectura de sus obras produjo en mi: placer.

El 10 de junio de 2007, en el "Restobar Amiche" sito en las tierras de "Ciudad Jardín", fué el lugar de encuentro de "Vientos Contrarios" (cuyas reuniones se repiten todos los últimos viernes de cada mes). Pero, como adelanto en un principio, no fue un encuentro habitual. Tanto Carlos como Marcelo presentaban sus libros. Pero el festejo no desdibujó el sentido habitual de los encuentros... siguió siendo el ámbito natural para que los poetas nos lean sus pinturas literarias y todos gocemos, en singular hermandad, de las mismas.

El que escribe no es un habitué a estas reuniones. Es un novato que suele preferir la prosa. Pero que en el devenir de estas reuniones, y quizas por culpa de ellas, ha encontrado un sabor especial en el mundo de la poesía. Y no es para menos... Rolando Revagliatti... Jorge Luis Estrella.. (entre otros) nos regalaron algunas muestras de su obra. Con la finura, humor, ironía y arte al que nos tienen (¡enhorabuena!) acostumbrados.

Empanadas sabrosas y vino tinto del bueno sirvieron para acompañar la tan amable y placentera velada.

Pero la realidad impone horarios, y a regañadientes tuvimos que retirarnos, con la fresca sensación de haberle dado un poco de alimento a nuestros corazones.

Gracias a los padres de las criaturas y a los lectores de sus poesias por esa tardecita de junio...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es reconfortado por tu comentario, estimado cofrade, que te mando un abrazo.